El autor del enemigo de la clase, el dramaturgo inglés Nigel Willams, es un realista que no se conforma en reflejar una realidad simple sino que se opone a toda forma de psicologismo que pretenda encontrar respuestas a las acciones y palabras de sus personajes.
Hace una década Willams describía y revelaba en los individuos las formas visibles de la putrefacción social. Y también una ferocidad que transforma, súbita y aparentemente, el sentido de las situaciones darmaáticas. Se trata de una pieza hábilmente delineada que maneja sin sutilezas los artificios escénicos para atraer al público hacia un pensamiento, compartido o no. Pese a la condición que relatan los personajes, el humor suele filtrarse cómplice en cada una de las “clases”que los muchachos se obligan a darse. Ellos no son contestatarios, tampoco utópicos como los jóvenes de los 60. Simplemente se sienten abandonados por un medio que parecería renegar de ellos o lo que es igual, renegar de la esperanza.
Teatro Auditorium Bauen, Buenos Aires.
1994
Producción:
Fernando Motti
Elenco:
Fernan Mirás – Damian de Santos – Alejandro Fiore – Diego Peretti – Federico D’Elía – Pepe Monje Miguel Cavia
Escenografía y Luces:
Marcelo Lopez
Vestuario:
Ruth Fisherman
Asistente de dirección:
Eduardo Liotta
Dirección:
Luis Romero