Paradojas de la actuación.
En la ficción, ¿queda un personaje determinado dentro de la mentira, la actuación, o el actor está haciendo algo más que referir a una verdad? ¿En qué consiste su preparación? Pero ¿a qué verdad podría referir un actor si, ante la comedia de la vida en persona, también padece su propia ficción? ¿Son sus resultados tendencias expresivas inevitables del condicionamiento? ¿Sucede lo mismo con el espectador? ¿O como primera medida, la verdadera preparación es salir al rescate de su naturaleza? La naturaleza expresiva.
Preparación y entrenamiento
La preparación y el entrenamiento para la formación del actor se articulan sobre los procesos racionales, intuitivos, emocionales y perceptivos que nos constituyen como personas. El trabajo comienza con las condiciones evidentes y potenciales que presenta cada aspirante a la cuestión escénica, buscando resolver las posibles resistencias y las diversas formas de límites que se presentan cuando, en las situaciones dramáticas, se ahondan significados evidentes, profundos e inesperados.
La flexibilidad en estas experiencias internas conduce a la adquisición de cierta capacidad de maniobra en el desplazamiento de los estados, como sensaciones, sentimientos e incluso el efecto de las intenciones en el campo racional. Se alimenta la imaginación, la inventiva y la creatividad, para el reto como intérprete, fraguándose en técnica dicha conciencia escénica. Así, para el que se inicia, se despeja el sentido de su vocación, y para el que ya se reconoce en el trabajo como actor, se desarrolla un nuevo sistema de orientación perceptiva, nítidamente eficaz.
El desafío persistente radica en la capacidad de atención y lucidez para divisar las sutiles auto escisiones conceptuales que invalidan, por un lado, la confirmación obvia de que el cuerpo es una extensión física de la vida interior, consciente e inconsciente. Por supervivencia de la psiquis, está habituado a bloquear, contener, desviar o resistir cualquier cosa cotidiana que represente básicamente una amenaza sobre lo ideal. Entonces, generalmente, no sentimos al cuerpo sintiendo. Seguimos al cuerpo interpretado.
Aprender a sentirlo sin alarmas en todos sus reflejos agradables o inquietantes es poner por delante las cualidades naturales del fino organismo que se requieren para alcanzar las complejas realidades expresivas de su trabajo. Y esto es todo un arte en sí mismo. Lo que habitualmente se llama «la cuestión instrumental». El cuerpo, el primer escenario. Rescatado en su profunda naturaleza, apartado de la mortífera ilusión.
Así, ese cuerpo escénico, ante la presión interna del significado, de la experiencia, la memoria, el conocimiento, el pensamiento, la imaginación, las necesidades, la percepción, los deseos, las emociones y los sentimientos, deja que se hagan emergentes los estados, sin condena ni preferencia, solo impulsos en acción. Una interioridad manifiesta, más allá de toda máscara y persona.
Buenos Aires, 9 de agosto de 2023
Indio Romero
Paradoxes of Performance
In fiction, is a character confined within lies, acting, or is the actor doing something more than referring to a truth? What does their preparation consist of? But, what truth could an actor refer to if, in the comedy of life in person, they also suffer their own fiction? Are their results inevitable expressive tendencies of conditioning? Does the same occur with the spectator? Or, as a first step, is the true preparation to come to the rescue of their nature? The expressive nature.
Preparation and Training
The preparation and training for the actor’s formation are articulated upon the rational, intuitive, emotional, and perceptual processes that constitute us as individuals. The work begins with the evident and potential conditions presented by each aspirant to the theatrical question, seeking to resolve possible resistances and the diverse forms of limits that arise when, in dramatic situations, evident, deep, and unexpected meanings are explored.
Flexibility in these internal experiences leads to the acquisition of a certain ability to maneuver in the displacement of states, such as sensations, feelings, and even the effect of intentions in the rational field. Imagination, inventiveness, and creativity are nurtured for the challenge as an interpreter, forging such scenic awareness into technique. Thus, for the beginner, the sense of their vocation becomes clear, and for those who already recognize themselves in the work as actors, a new system of perceptual orientation develops, distinctly effective.
The persistent challenge lies in the ability of attention and lucidity to discern the subtle conceptual self-divisions that invalidate, on one hand, the obvious confirmation that the body is a physical extension of the inner, conscious, and unconscious life. For the psyche’s survival, it is accustomed to blocking, containing, diverting, or resisting anything mundane that essentially represents a threat to the ideal. Therefore, we generally do not feel the body feeling. We follow the interpreted body.
Learning to feel it without alarms in all its pleasant or unsettling reflexes is to prioritize the natural qualities of the delicate organism required to achieve the complex expressive realities of their work. And this is an art in itself. What is commonly referred to as «the instrumental question». The body, the primary stage. Rescued in its deep nature, separated from the deadly illusion.
Thus, that scenic body, facing the internal pressure of meaning, experience, memory, knowledge, thought, imagination, needs, perception, desires, emotions, and feelings, allows emergent states to occur, without condemnation or preference, only impulses in action. A manifest interiority, beyond all masks and personas.
Buenos Aires, August 9th, 2023
Indio Romero